IO, ángel de alas doradas. Te sumergiste en lo hondo de ese abismo rojo que supura líquidos viscosos de marrón y carmesí… Tus manos divinas ondeando tocaron finalmente algo sólido por entre la vertiente de aquel río hemático: mi alma, oh ángel. Suavemente te elevaste sin importar las quemaduras y así, resurgí contigo de las aguas turbias de ese río ardiente llamado Flegetón.
buscando en las profundidades del lago, busque a la diosa de la noche. permanece a mi lado eternamente dulce amor mio, que el loto de las profundidades, rescate para ti mi dulce amor, y buscaria mil veces mas la oportunidad para volver a ver tus ojos marrones al tenue respandlor de una luna, quien nos vio entregarnos en un beso perfectamente y tentadoramente robable, un hermoso y puro sentimiento es el que resguardo de tu ser perfecto y onirico, mi dulce amor.
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